Artículo de la revista Responsabilidad Sostenibilidad Ed. .52 (Páginas 34 y 35)

Nada parece identificarse mejor con el concepto de la "gestión pública responsable" que el entendimiento de "lo público" y de quienes tienen a su cargo su ejecución. Y en eso, Marco Tulio Cicerón será su mejor representante, con su concepción de "lo público", la solidaridad de la humanidad en la que convergen el interés particular y el interés común. La gestión pública responsable supone la renovación de lo que los ciudadanos esperan de sus gobernantes y de todos los servidores públicos, especialmente que sean honestos, transparentes, sujetos a la ley y eficientes con los recursos públicos y que sus intereses cedan ante los generales. Esa preocupación de Cicerón conduce a que el servidor público determine lo que sea mejor y lo necesario para la comunidad y lo forja como un ser comprometido con el cumplimiento de la misión que le ha sido encomendada con los recursos y la autoridad que se le ha discernido.

La gestión de las empresas privadas entendió que podría existir un modelo que bajo una "carta de navegación" en los temas de gobierno corporativo, derechos humanos, medio ambiente, prácticas justas de operación, prácticas laborales, asuntos de los consumidores y participación activa y desarrollo de la comunidad, permitiría un acertado proceso de toma de decisiones. La empresa pretenderá cumplir el fin que se ha propuesto y obtener utilidades bajo la fórmula de un mayor ingreso con un menor gasto, pero ello en sí mismo no la hace sostenible. La clave radicará en qué tan bien se relaciona con sus grupos de interés y satisface sus expectativas para generar una propuesta de valor. Frases como "esta organización adoptará la política de ser corporativamente sostenible" se convierten en una declaración legítima y voluntaria que identifica a una institución con un sueño de perdurabilidad.

Cuando se cumplen las estrategias, la empresa no puede esperar menos que ser una institución que sirva de modelo ético, bien relacionada con la comunidad y el entorno que la rodea, segura en el cumplimiento de la ley, con bienestar y una adecuada productividad laboral, una organización transparente que rinde cuentas, con una fuerte estructura de gobierno corporativo y que, además, desde el punto de vista económico, reduce sus costos, mejora sus ingresos y márgenes, que se hace más eficiente en términos de la financiación de sus actividades o del apetito de los inversionistas en ella, con excelente reputación y que aumenta su capacidad para participar en mercados más competitivos.

La gestión pública igualmente implica la realización de una empresa, con todas las particularidades y eventualidades que la rigen. Las instituciones públicas existen en un entorno tan rico en oportunidades como el de las privadas; los ciudadanos tienen mayores expectativas que los mismos consumidores, porque esperan recibir su producto, servicio o fin de utilidad pública con los mejores estándares a un menor gasto y están dispuestos a exigir al "Presidente" de esa empresa (gobernante o servidor público) que su producto o servicio sea hecho de una forma eficiente, honesta y ética.

Lo cierto es que la cultura de adoptar este tipo de modelos de gestión sostenibles cada vez más permea a la empresa privada y a las entidades públicas. El llamado al "buen gobierno", trazado desde el Plan Nacional de Desarrollo, se constituye en la manifestación de la voluntad del "propietario" de la empresa pública respecto de la generación de políticas y el diseño de estrategias de responsabilidad social. Un claro ejemplo de ello es el sistema del Banco de Comercio Exterior de Colombia S.A. (Bancóldex), una sociedad de economía mixta, vinculada al Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, cuyo objeto consiste en la financiación del comercio exterior y de la industria nacional, en la cual su patrimonio no solo está representado en los aportes de sus accionistas sino además en una importante trayectoria de más de veinte años, caracterizada por una sólida estructura de gobierno corporativo, una excelsa reputación y un papel protagónico como herramienta financiera para el desarrollo empresarial colombiano.

Desde la misión de Bancóldex, definida por su Junta Directiva y por la Alta Dirección, así: "Como banco de desarrollo, impulsamos la productividad del sector empresarial colombiano a través de la innovación, modernización e internacionalización; con sostenibilidad financiera y compromiso de nuestro capital humano, en un marco de responsabilidad social", su política de adopción del modelo de gestión responsable radica en dos líneas de acción: por una parte, la implementación de una estructura de sostenibilidad corporativa propia basada en los componentes de la norma ISO 26.000, de manera que sirva como referente frente a todos sus grupos de interés, y de otro lado, la ejecución de estrategias orientadas a que las empresas que atiende con sus servicios financieros y no financieros sean estimuladas a incursionar en una aventura de ser perdurables.

Los resultados son muy satisfactorios y, a la vez, constituyen retos ambiciosos hacia los próximos años; entre otros, desde finales del 2011 Bancóldex integra el grupo de trabajo del Corporate Governance Development Framework, junto con 29 bancos de desarrollo a nivel mundial; desde octubre del 2012, con el concurso de la Corporación Andina de Fomento y de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el banco participa en la Red Latinoamericana de Gobierno Corporativo para Entidades Estatales, que tiene como objetivo promover el buen gobierno en entidades públicas de la región a través del intercambio de experiencias y conocimiento sobre políticas, prácticas y reformas.

Periódicamente se realizan actividades con los funcionarios en materia de calidad de vida laboral, derechos humanos y gestión ética; Bancóldex cuenta con una política basada en la promoción del uso racional del medioambiente y ha desarrollado alternativas de financiación orientadas a la disminución de emisiones atmosféricas, disposición de residuos sólidos, tratamiento de aguas residuales, entre otros; mantiene un sistema de atención de sus consumidores que facilita ofrecer servicios de calidad y ha consolidado su programa de formación empresarial.

Las expectativas en estos frentes son crecientes, y en la construcción de una sociedad mejor en un entorno económico competitivo, los empresarios y el sector público tienen una misión histórica que solo se llevará a buen término en tanto se adopten decisiones acordes con la realidad del país, pero, sobre todo, en un marco de gestión sostenible. El sector público no solo no debe ser ajeno a este imperativo, sino que debe ser su promotor, y, en este sentido, los ciudadanos como "clientes" de productos, servicios o beneficios de fines de utilidad pública deben ser exigentes en cuanto a la gestión pública responsable.

Revista Responsabilidad Sostenibilidad RS